Los srams son asesinos a los que les encantan las bolsas y más aún cuando están repletitas de kamas. La vida de un sram se podría resumir a las siguientes acciones: rasgar túnicas, palpar las joyas valiosas antes de poner una trampa o asestar un golpe mortal, y la no menos útil prestidigitación… ¡Ahora la ves, ahora no la ves… porque la joya yo te robé!